El novio de mamá es el hombre más apuesto del mundo, elegante, simpático, bueno y cariñoso.
Cuando no tiene trabajo, que es casi siempre, se queda en casa y juega con nosotros.
Cuando tiene dinero, compra ropa nueva y se va solo al bar a merendar lo que le gusta: pan con uvas y agua de coco.
Nunca nos compra regalos, nos los hace él y le ayudamos, porque dice que son más bonitos y así desarrollamos habilidades y destrezas.
Eso dice, pero es porque no quiere comprarnos nada.
Siempre nos lleva de paseo por la noche, ¡cuando las tiendas están cerradas!
Toda la gente le quiere y le respeta menos el abuelo que dice que es un vago y que quiere vivir del cuento.
Es un experto en buscar trabajo, encontrarlo y perderlo en el mismo día, pero es un valiente y un luchador que nunca se rinde y siempre vuelve a intentarlo.
Un día mamá se enfadó porque era navidad y, como no le había comprado su regalo, le tiró todos sus trajes nuevos que acababa de comprar al contenedor de la basura, pero aún le quedaba el traje que tenía puesto:su chaqueta color amarillo huevo de los seis botones y el pantalón negro.
Nos escondimos detrás de las cortinas de su habitación y cuando fue al baño a ponerse el pijama se lo tiramos también a la basura.
¡Ahora ya no tenía que ponerse!
Por la mañana, como no encontró su ropa, nos preguntó ¿qué dónde le habíamos escondido sus trajes? y mamá le dijo que se los había tirado a la basura. Fue corriendo al contenedor a buscarlos, pero como eran tan bonitos ya se los habían llevado.
Se quedó pálido, sin color en la cara y en todo el cuerpo del frío que tenía.
En los malos momentos tenemos que pensar y no llorar y lamentarnos, así lo hizo Tito Pelón. Pensó y pensó una idea, otra idea, así hasta que consiguió tener una que pudiese realizar con lo poquito que sabía porque había estudiado muy poquito.
Se vistió con papel de regalo y recogió todas las botellas que encontró en el contenedor de la basura, las llenó con agua, las empaquetó con lo que encontró y buscó casas en donde podían vivir personas importantes y con mucho dinero.
Llamaba a la puerta y les daba a cada uno un regalo con la botella empaquetada del basurero agradeciéndole algún favor recibido y así casa por casa hasta juntar tanto dinero en propinas que pudo comprar otra vez trajes nuevos y el mejor regalo a mamá.
Al día siguiente vino la policía a buscarlo y, después de tres días en la cárcel, el abuelo dijo que por fin había encontrado trabajo, una ocupación que le duraba ya más de un día.
Estaba contento, a pesar de todo lo que le había pasado.
Su madre le daba todo lo que le pedía y le deja hacer todo lo quería. No le enseñó a trabajar. Por eso, ahora que ya no la tiene, no sabe hacer nada.
Ha tenido muchas novias, pero como no le gusta trabajar porque no sabe, todas terminan echándolo de casa.
Mamá siempre nos dice que tenemos que trabajar mucho para ser felices de mayores y que detrás de lo malo siempre viene algo bueno y bonito, que no debemos estar tristes ni llorar porque así asustamos a todas las cosas maravillosas que nos pueden pasar en la vida.