El Abuelo Paco, el Abuelo Camisetas y la Abuela Maruja pasaban las horas sin tener nada que hacer y viendo como la tecnología les apartaba cada día más de sus hijos y de sus nietos. Había llegado el Abuelo Google. Nadie tenía tiempo para escuchar sus consejos o ya no los veía útiles ni viables, ya nadie les necesitaba y, para colmo, de repente había irrumpido la tecnología en sus vidas y toda su experiencia y conocimientos parecían haber quedado obsoletos a ojos de los demás. El móvil y el ordenador habían ocupado su lugar en la casa, o al menos eso pensaban. Como internet por si sola no traía trabajo ni comida a casa decidieron un día llenarles la nevera y darles un futuro cambiando su destino y emprendendiedo una aventura hacia el pueblo en donde habían nacido y que ahora era un pueblo más de la España vaciada.
Cada personaje de Pueblo Cuqui tiene un historia real detrás: la de mi vida, la de contarle al mundo lo que no pude contar a mi niña.
Hay algo que da la edad: la experiencia, el conocimiento y el saber hasta donde podemos asumir el riesgo.
Rosa Santos